V I V E D E L A R T E

La claridad como arte - Vive del arte

La claridad como arte

14 de julio de 2024 Juan Mora 0 Comentarios

La luz entra por mi ventana, una cortina deja que pase tenue y tímida, ilumina la habitación lo suficiente como para ver claramente, no tanto como para encandilar mis ojos apenas abiertos.

Es una luz bella, prudente, toca todo con suavidad, como avisando que este día hay que tomarlo con calma, con atención, sin excesos ni escasez, como vislumbrando aconteceres de un magnífico y moderado día.

Siento que traspasa a mi interior, como una claridad sutil que instaura un ambiente de transparencia, un estado de fluidez en el que experimento armonía y sincronía, mi espíritu está despierto y entusiasmado, mi ser quiere caminar por la espléndida senda que sosiega el alma y la colma de fe.

Hoy es un día para dar paso al resplandor, dejar al descubierto todo lo amable que se lleva dentro y ofrecerlo naturalmente como propuesta espontánea.

Esa luz que asoma, convida a darse el permiso de vivir con un nuevo proceder, uno que conduzca a la plenitud, como forma intensa y provechosa de compromiso y determinación, para seguir creando, para seguir construyendo como quien proyecta un palacio, una estructura bella y acogedora, una existencia admirable, apreciable y encantadora como sucede con aquello que percibimos como obra de arte, y exponerla al otro sin mayor pretensión que la de hacer su mundo un poco más bello.

Vivenciar el asombro

Como la luz que entra por la ventana y aclara el interior, así es al ser humano el entendimiento de observar que se ha dejado cautivar por lo superfluo y atractivo de la superficialidad, eso que el establecimiento ha maquillado de interesante, y decide desprenderse de esos absurdos dándose a la tarea de descubrir lo valioso, lo digno de alcanzar, lo que verdaderamente despierta el asombro y la admiración, esos regalos que suelen estar cercanos y visibles para un alma sensible y atenta ¿Acaso no tiene por cierto un ser consciente lo costoso que resulta dejarse llevar por las corrientes de una cultura instintiva? Dejarse llevar, no es otra cosa que entregar la vida a los dioses de este mundo.

Lo que le queda por vivir a cualquier persona es incierto, lo que tiene es el etéreo presente, ese obsequio que se esfuma al instante, frágil e intenso, como vínculo fino y retornante de aconteceres que se pueden elegir cuando se opta por un estado de consciencia permanente. Es ahí donde surge la claridad, esa inspiración profunda del ser que resplandece como arte, como lenguaje armónico que proyecta la diversidad de emociones, sensaciones, códigos del alma que trascienden hacia lo mágico y lo sublime.

Así que, uno puede hacerse presente en un intento por lo consciente, en la vertiente de esta época como partícula que busca cumplir con su destino y por pequeña que sea, pretender contribuir en el entorno a la incubación de nuevas realidades, desde la creatividad, la reflexión y la acción.

La magia de todo está en que siendo mortales que van camino a la extinción, podemos en vida ser esa especie de humano que se esfuerza por liberarse de rutinas absurdas por decisión y convicción prefiriendo convertirse en algo más parecido a lo que el ser consciente proyecta. Eso entonces, es lo que puede ser una vida iluminada, un elemento único, irrepetible, original como creación libre y deseada, emancipada de la esclavitud del sin sentido y la monotonía.

Hacer entonces de esta vida, un universo de riqueza, armonía, profundidad y placer, no se trata de algo inalcanzable o falto de cordura, al contrario, consiste en una puesta en la escena real de quien se apropia de su destino como cultivo fértil en el que puede aflorar la belleza y el esplendor.

Claridad alcanzable, porque somos seres creativos sin limitaciones, que contamos con una gran variedad de recursos suficientes para aspirar a condiciones meritorias de existencia. Resplandor consistente en el arte de la vida y la vida como arte.

Luz que entra por la ventana, ilumina mi espacio y permanece en mi atmósfera para no caer más en el desvarío y la divagación de instantes inertes que se esfuman en el olvido.

“Una vida inspirada y apasionada surge desde la claridad interior para manifestarse al mundo como formas variopintas de arte y belleza.”

— Juan Mora

Deja un comentario